viernes, 11 de abril de 2008

REIKI

HABLEMOS DEL REIKI

Podemos decir, en principio, que el Reiki es un arte sanador muy antiguo que se funda en el manejo de la energía – bioenergía – para resolver miasmas que afectan a la mente, el cuerpo, los sentimientos, en suma: la persona toda.

La energía positiva del conocedor de estas técnicas, reconduce los desequilibrios energéticos que producen estados de perdida de la salud, reconvirtiendo de manera sencilla y eficaz lo negativo en positivo.

Etimológicamente, Reiki deriva de dos palabras de origen japonés : Rei que alude a la energía del universo que fluye naturalmente por todos los seres y produce, mantiene y sostiene el estado de salud. Ki que se refiere a la energía vital propia e individual de cada ser vivo, cuya calidad y potencia difieren de un ser a otro.

El Ki de cada órgano de cada ser vivo, depende básicamente de su estructura y densidad y si por alguna causa el flujo de esta energía se altera, se producirá una disfunción que puede paulatinamente afectar a todo el ser. Si la energía Ki deja de fluir, la vida en si misma dejará de fluir.

Quien administra el Reiki, obrará como una suerte de puente utilizando su propia bioenergía (en mi caso personal, flujo fácilmente demostrable a mis consultantes con la mera acción de dar movimiento a objetos a distancia o establecer "a primera vista" e incluso a distancia cual es el tipo de dolencia que aqueja a determinada persona y, deseo aclarar que estas facultades más allá de las técnicas aprendidas, las considero un don en término de mis creencias religiosas y por tanto deben y están al servicio de mis semejantes); puente que hará fluir la energía Rei de manera tal de restablecer el equilibrio energético Ki de quien padece la dolencia.

Como dije al principio, el Reiki se relaciona con muy antiguas tradiciones, reconociendo orígenes en la lengua Sánscrita. Técnica originaria de la India, en Tíbet se introdujeron diversas modificaciones de forma, resultando en lo que podemos denominar Reiki Tradicional.

Así pues, a fines del Siglo 19, el monje cristiano nacido en Kyoto – Japón -, Mikao Usui, redescubrió esta milenaria técnica sanadora y, en su sentimiento de piedad por sus prójimos acuciados por dolencias o problemas de la vida cotidiana, rememorando las facultades del propio Cristo y las que diera a sus discípulos y seguidores y a todas aquellas personas de buena voluntad que aspiren al bien de los demás, comenzó a aplicarla y a enseñarla.
Así pues en La Sagrada Biblia (San Lucas Cap. 10) podemos leer como Cristo designó y envió a 72 de sus seguidores para que, de dos en dos, fueran a las diversas ciudades y en aquellas donde fueran recibidos, prodigaran curaciones. Había ya enviado a sus 12 discípulos quienes, al regresar, le manifestaron que otros en Su Nombre también curaban enfermos y El les dijo que no los perturbaran porque quien el bien hace de esa forma, no está en su contra.


Siendo el Reiki, como ya he explicado, un conjunto de técnicas vinculadas al manejo de la energía, universal o individual, corresponde introducir en el contexto de este artículo que la energía madre de toda otra manifestación energética entre seres humanos es, lisa, llana y sencillamente : el amor. Difícilmente puedan dar resultados no solo las técnicas del Reiki sino cualquier otra forma, arte, técnica, saber, conocimiento, acción, en el hecho curativo si el flujo entre quien la ejerce y quien padece una dolencia no se sustenta en esta gran energía fundamental. Quien no ama a quien padece, no está capacitado para curar, quien no genera empatía positiva con quien sufre, no podrá mitigar el sufrimiento y quien solo ve en el otro un simple medio de conseguir fines (fama, prestigio, riquezas, etc.), no solo no logrará los esperados resultados de curar sino que a si mismo pone a riesgo de padecimientos. Estamos en presencia un segundo método de Reiki llamado Karuna que en sánscrito se definiría como el de la compasión, muy espiritual y basado en los principios que expuse en este párrafo : amor, sentimientos, armonía, paz, perdón.

Esto no quiere decir que no deba percibirse remuneración alguna por la técnica prodigada, porque también es justo que "el obrero perciba su salario", pero la virtud de la prudencia debe primar y esta es una reflexión que hago extensiva a todo el hecho de la salud poblacional cuyo privilegio es precisamente la salud de las personas mas no el negocio de la enfermedad.

Para ejercer el Reiki Usui, el sanador debe estar bioarmónicamente equilibrado, lo que se ha dado en llamar "alineación de los canales", de modo tal que la energía Rei fluya por su medio y no se utilice la propia energía Ki que podría llegar a "descargarlo" de su propia energía vital. El flujo de la energía Rei por el sanador, incluso lo potencia y beneficia; estando entrenado en estas técnicas, quien las practica también dispone de métodos tales como la desintoxicación, la meditación, la purificación y respiración, contributivos a mantenerlo en equilibrio y brindar mejores resultados.

En cuanto a los símbolos utilizados en estas técnicas, la tradición apunta a que han existido más de 300 "sellos" que no son más que objetos con diseños apropiados para canalizar la acción energética; son medios, elementos en los que el sanador y el consultante fijan su concentración y se abren, entonces, canales de flujo de la energía Rei y su aplicación en la energía Ki. Así podemos comentar la existencia de un antiguo símbolo Tibetano llamado Antahkarana o los tres símbolos básicos del Reiki tradicional llamados : el conector, la pagoda, la armonía (Cho Ku Rei, Hon Sha Ze Sho Nen, Sei He Ki, respectivamente).

En mi humilde opinión, sin descartar antiguas creencias que respeto y cuyas técnicas aplico por sus resultados, la profunda Fe en Dios y el Símbolo Máximo de la Entrega Por Amor al género humano, que es La Cruz, el rezo reconcentrado en profunda meditación, obrarán per se sin lugar a ninguna duda.

Para finalizar este artículo y puesto que hemos estado hablando frecuentemente de energía, es conveniente comprender que el ser humano, en suma, es una suerte de acumulador energético que funda su vida precisamente en la energía. La alimentación, por ejemplo, que se basa en el consumo de productos todos sin excepción derivados de la energía solar, en forma directa o indirecta (cereales, frutas, legumbres, carnes, etc.) – la tan nombrada cadena trófica -. Energía que perdemos en la actividad cotidiana (y con mayor énfasis cuando enfermamos) y reponemos con la ingesta alimentaria o el reposo que es el estado en que el cuerpo dirige sus sistemas al menor consumo energético posible. Debo aclarar que también un exceso energético Ki es negativo y debe ser nivelado por el sanador.

El equilibrio, la bioarmonía, es el concepto clave en todos los casos y a ello apuntan técnicas como el Reiki (Usui, Karuna, Nuevo Reiki, etc.), los masajes que analizamos en un artículo anterior, técnicas de meditación, la fitoterapia, la buena dieta alimentaria y el adecuado ejercicio físico, etc.

Prof. Carlos R. Andris

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